Entradas

Imagen
  vicky adolescente. enojada, triste y sola. vicky que sentía que nadie quería ni entendía. incontables noches llorando, horas desperdiciadas discutiendo con gente a la que amaba, días enteros disociando, con sensaciones físicas terribles, con ataques de pánico. esta era la yo que salía a la calle. que se iba a cursar, a comer pizza a la casa de una amiga, que iba a laburar quince horas parada atendiendo a gente cheta de costa del este, siempre renegando de todo eso. solía odiarme, aunque con el tiempo aprendí que de todos modos no era mala. estaba herida, y aún lo estoy, aunque de otra manera. un día sin darme cuenta me rendí. naturalmente, como cuando era chica y mi papá me había enseñado, intenté conversar con mi Dios. ciertamente incrédula. me burlaba de mí misma por hacerlo. sin embargo, comencé a esperar ese momento del día. era el único instante en el que me sentía tranquila. no lo hacía esperando algo en particular. solamente era una desesperada y solapada necesidad de sentirm
todo lo que quisiera es un día de revelación porque ya no recuerdo no sé como lograr influir más en tus deseos que influyas mas o mejor en mi menospreciada soledad porque esto es como una película pedorra de adrian suar donde esta vez yo lloro miento y tengo miedo y un amigo gordo medio rockero me dice que deje de ser tan boluda por una vez animate que nadie va a darlo todo por vos y un día cuando pueda dejar de pedir cosas o de imaginarlas y que realmente sucedan para bien o para mal y vos por fin la beses a ella y yo por fin me permita mirar más allá del lente violeta que construimos y que yo puli con tanto esmero con tanta falza esperanza de que todas las cosas de la vida tuvieran en adelante ese tinte de luz morada voy a advertir que los años habrán pasado que no hubo quizás viaje gato título hija sexo todo el dia y cama sin hacer que tuve miedo penas angustia que no me dejé vivir la flor de mis veinte años que la quemé con cigarrillos medio barato
Ojalá que te despiertes y no te guste tanto encontrarte solo. Habrás notado que en cuanto suena la alarma yo la apago y me prendo a tu cuerpo para que sólo escuches palabras mías en silencio. Ojalá que tomes el café y en el sorbo más amargo recuerdes a mi yo de este momento. Es que me siento tan sola y desgraciada aunque no lo sospeches. No encuentro sentido a los sucesos de este día, y es que estuvo tan vacío de vos y de la rutina agradable que se genera en el cotidiano de nuestro vínculo. Tan solo quisiera que te moleste pensar en el olor de mi pelo mojado porque no tuviste oportunidad esta noche de tocarlo. Y no es que sea celosa de esas cosas. Yo te comparto todo. Solo me gustaría que te incomode la sensación durante un segundo para que entiendas este dolor nocturno en el que me doy cuenta de que hoy ni siquiera tuve un abrazo tuyo. Para mí es tan difícil repetirte algunas cosas (no quiero hacerte sentir mal). Pero esta vez, amor, no era un mimo encaprichado. Soy una criatura muy
Acá en casa todos saben. Cuando la migraña decide quedarse y hacerme compañía es porque hay tristeza. A mi papá lo enoja, lo sé, pero guarda silencio. A mi mamá secretamente le doy pena, pero qué va a ser, ella cocina igual. A mis hermanos les es indiferente, o eso parece. A la más grande le duele un poco más verme tan deshecha. Pero en fin, son asuntos míos. No tienen por qué meterse. Sin embargo en el fondo asumo que les da pereza, saben que en estas situaciones nadie más puede acotar. Los demás sobran. Quizás también sobro yo. Está por verse. En las cuestiones del corazón decidir siempre es tan difícil. Aún no es tiempo. Habrá que esperar al desvelo, cuando el único dolor sea en el pecho y no haya medicamento que lo sane porque simplemente está como aplastado y duro. Habrá que soportar un poco más el sonido hueco. Es tan similar al de los tambores de ritual. Pero sin velas. Sin maíz. Sí mucha sangre en el piso. En el medio del colchón. Hoy a media noche, el sacrificio soy yo.
necesito necesito mucho un cuidado un mimo más. que me arropes que me abrigues que me distingas de entre la ropa tirada en la cama. no quiero que me hagas de comer que me trates como si fuera de cristal que te tengas que cuidar de mi. solo que atravieses mi cuerpo y mi mente como lo hacías antes. no te quiero incisivo si no es sexo de lo que hablamos. fotografiame desnuda en la cama. invitame una mañana a la otra casa en la que podemos llorar de risa o de amor. no me hagas esperar. quiero descubrir lugares con vos. no lo hagas con los demás. quereme egoísta mal hablada y guarra. quereme triste furiosa enojada con el mundo tan injusto o con vos, no tan injusto. ojalá pudieras ayudarme. ojalá entendieras que todo lo que quiero es que me quieras de la manera en que me enseñaste hace tanto tiempo. añoro entender en tu abrazo que todavía me miras como todas las noches de noviembre.
y qué si cada hora me pesa un poco más y el corazón se me pone oscuro porque donde yo miro hace muchos días que no te encuentro aunque sepa que estás
que te quiero es tan simple tan claro como el agua que entró por la ventana que olvidamos abierta mientras cogíamos como locos porque el cuerpo reclama pide a gritos no secarse a medida que pasa el tiempo cuando no hay roce no hay piel no hay saliva porque quizás tampoco hay tiempo por unos días porque estás enfermo porque hay que estudiar ocuparse de otras cosas de los viejos problemas o las estampas para grabado y en verdad nada de eso importa ni el contagio ni dos días más de seguir pensando sin resolver o no llegar a tiempo con una materia que detesto yo lo que quiero aunque vos lo sepas siempre de antemano porque me conocés lo que te pido es tu alma beberla abrazarla dormirla tu cuerpo agotado tenso caliente en el living la ducha el piso en la cama que nos recibe diciendo cuánto tiempo e invita a besarse bajo las frazadas