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Mostrando entradas de junio, 2015
no me gusta (no me gustó nunca) ver tu cara y reconocer la lágrima triste y oculta en tu mirada clara

Paisaje ausente.

Rotundo abrir de los parpados. La habitación a oscuras. El eco de la voz del padre que anuncia que se va. Pisadas próximas a la puerta. La intermitencia de la luz que entra por la hendija. Las palabras que corren saltan descansan entre los renglones superpuestos que decoran tu cabeza. El unir caprichoso de las letras. Un te extraño a conveniencia. Borronear con una risa pícara y estúpida más de trescientas letras para quedarse contento y sentado en la silla con la ciega tranquilidad de que allí ése alguien te había extrañado. ¿Qué pasó con la inteligencia? ¿Y con el sentido común? Quedaron olvidados en aquella cama ajena. Entre las frazadas. Había que irse. Apurar las pisadas. Cerrar el alma con los ojos bien abiertos. Fingir. Fingir como se finge cuando no se quiere herir a nadie. A nadie más. Fingir como se finge cuando el herido es uno. Sí - no - bien - la acción de reír o sonreír - el peinarse de manera nerviosa. Maniobras actuadas meramente por inercia, con idiotez, de fo
Siento tu voz que baila en mi oído izquierdo, y ni siquiera es tu voz: es una burda imitación de la dulzura con la que solías hablarme, recurso de mi mente o de mi alma tratando de engañarme. Disfrazando la ausencia. Soy una tonta . Disfrazando que te extraño o que siempre tuve miedo de que algo así pudiera volver a ocurrir y hoy ocurre. Y me apena creo que tanto como a vos. Desde el fondo de mi corazón y de mis ojos brotan lágrimas todo el tiempo que no hacen más que borronear las imágenes que aún me quedan de un último encuentro en el que dejé mi espíritu cuando se marchó mi cuerpo. Y lloro porque no recuerdo si fue té o café. No recuerdo si abrazo o adiós  que se perdió en el aire. Me quiero convencer de que es mentira. Nunca pasó. Es un sueño. No estoy sola. No faltás. No falto.  No sé. Abro los ojos y la figura que a lo lejos distingo me da asco. Me repugna. Criatura que llora y llora y nunca deja de llorar. Me acerco de a poco. Un metro, dos, siete. Cuerpo sin vida
Hoy me acordé de estar bailando con vos y de acercarnos mirándonos a la cara. Y dar la vuelta más feliz de todas. Porque no estaba sola.

Tu más profunda piel

Cada memoria enamorada guarda sus magdalenas y la mía -sabelo, allí donde estés- es el perfume del tabaco rubio que me devuelve a tu espigada noche, a la ráfaga de tu más profunda piel. No el tabaco que se aspira, el humo que tapiza las gargantas, sino esa vaga equívoca fragancia que deja la pipa, en los dedos y que en algún momento, en algún gesto inadvertido, asciende con su látigo de delicia para encabritar tu recuerdo, la sombra de tu espalda contra el blanco velamen de las sábanas. No me mires desde la ausencia con esa gravedad un poco infantil que hacía de tu rostro una máscara de joven faraón nubio. Creo que siempre estuvo entendido que sólo nos daríamos el placer y las fiestas livianas del alcohol y las calles vacías de la medianoche. De ti tengo más que eso, pero en el recuerdo me vuelves desnuda y volcada, nuestro planeta más preciso fue esa cama donde lentas, imperiosas geografías iban naciendo de nuestros viajes, de tanto desembarco amable o resistido de embajadas con ces

Premisas

Amar lo que se dice. Decir que se ama. Decir sin amar. Amar sin decirlo. Amar diciendo. Aprender a decirlo. Amar aprendiendo. Aprender a amar.

Encuesta al consumidor

¿Invierno o verano? ¿Dulce o salado? ¿Culparse o culpar? ¿Arriba o abajo? ¿Luchás de pie o te quejás de rodillas? ¿Café o té? ¿In god we trust o believe in yourself? ¿Nuevamente niñez o adultez por vez primera? ¿Boca o River? ¿Reír o llorar? ¿Girondo o Galeano? ¿Sabés o ignorás? ¿Trusa o tanga? ¿Negro o blanco? ¿No dormís o madrugás? ¿Nostalgia u olvido? ¿Incipiente abandónica o eterna abandonada?
la espera la ventana vacía la puerta cerrada el desencuentro yo sola en el sillón las lágrimas perdón la risa el saxofón las sábanas manchadas de malbec el blues azul la llegada (la tuya) el jazz mentira el tango la semana el domingo la piel el pelo la saliva el beso el desierto de tu espalda sin muchos lunares las manos tu sexo el tabaco la cama el frío el amor yo sola con vos