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Mostrando entradas de junio, 2014
el aire es libre notetoco no te toco n o  t   e    t     o      c       o aunque tengo tantas ganas de tocarte de pasear mi dedo índice por tu clavícula izquierda te acordás de cuántas veces nos tocó a los dos ese silencio frío con nudo en la garganta y tantas ganas de llorar yo no no me acuerdo porque tal frío no existe tal silencio no nos toca
La luz estaba apagada. Las manos le temblaban, las piernas comenzaban a perder su fuerza y se le acalambró el estómago. El humo que salía de la colilla del cigarrillo que cayó al suelo se disipó, y de la boca de Valentina se escapó un suspiro entrecortado que viajó por toda la habitación. Pestañeó dos veces, tal vez tres. Volvió a cerrar los ojos, apretando los párpados con fuerza, como deseando no volver a abrirlos jamás. Trataba de olvidar la inmensidad de su agonía perdiéndose en las coloridas formas que le generaba la constante presión sobre sus ojos. Tomó aire y su respiración comenzó a pausarse, a volverse casi imperceptible. Desde lo más profundo de su ser nació un grito que quería sumarse al suspiro que lo precedió. Valentina se mordió los labios y el grito se desvaneció antes de huir de su boca. Una extraña fuerza empujaba desde su interior haciendo que la joven se retorciera y tirara las frazadas que cubrían su cuerpo. Colapso. Temblor. Valentina no pudo más. Abri

Acróstico

podría decir una infinidad de palabras perfectamente ordenadas y que ninguna me representara nada como puedo también decir f r í o a l e g r e c ó d i g o u n o n o v i e m b r e d o s o í r y que aquel vórtice de letras-palabras-sentidos solamente recree tu imagen en un lapso similar al de un curioso y espontáneo estremecer del cuerpo-alma que no puede hacer nada más que durar