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Acá en casa todos saben. Cuando la migraña decide quedarse y hacerme compañía es porque hay tristeza. A mi papá lo enoja, lo sé, pero guarda silencio. A mi mamá secretamente le doy pena, pero qué va a ser, ella cocina igual. A mis hermanos les es indiferente, o eso parece. A la más grande le duele un poco más verme tan deshecha. Pero en fin, son asuntos míos. No tienen por qué meterse. Sin embargo en el fondo asumo que les da pereza, saben que en estas situaciones nadie más puede acotar. Los demás sobran. Quizás también sobro yo. Está por verse. En las cuestiones del corazón decidir siempre es tan difícil. Aún no es tiempo. Habrá que esperar al desvelo, cuando el único dolor sea en el pecho y no haya medicamento que lo sane porque simplemente está como aplastado y duro. Habrá que soportar un poco más el sonido hueco. Es tan similar al de los tambores de ritual. Pero sin velas. Sin maíz. Sí mucha sangre en el piso. En el medio del colchón. Hoy a media noche, el sacrificio soy yo.
necesito necesito mucho un cuidado un mimo más. que me arropes que me abrigues que me distingas de entre la ropa tirada en la cama. no quiero que me hagas de comer que me trates como si fuera de cristal que te tengas que cuidar de mi. solo que atravieses mi cuerpo y mi mente como lo hacías antes. no te quiero incisivo si no es sexo de lo que hablamos. fotografiame desnuda en la cama. invitame una mañana a la otra casa en la que podemos llorar de risa o de amor. no me hagas esperar. quiero descubrir lugares con vos. no lo hagas con los demás. quereme egoísta mal hablada y guarra. quereme triste furiosa enojada con el mundo tan injusto o con vos, no tan injusto. ojalá pudieras ayudarme. ojalá entendieras que todo lo que quiero es que me quieras de la manera en que me enseñaste hace tanto tiempo. añoro entender en tu abrazo que todavía me miras como todas las noches de noviembre.
y qué si cada hora me pesa un poco más y el corazón se me pone oscuro porque donde yo miro hace muchos días que no te encuentro aunque sepa que estás
que te quiero es tan simple tan claro como el agua que entró por la ventana que olvidamos abierta mientras cogíamos como locos porque el cuerpo reclama pide a gritos no secarse a medida que pasa el tiempo cuando no hay roce no hay piel no hay saliva porque quizás tampoco hay tiempo por unos días porque estás enfermo porque hay que estudiar ocuparse de otras cosas de los viejos problemas o las estampas para grabado y en verdad nada de eso importa ni el contagio ni dos días más de seguir pensando sin resolver o no llegar a tiempo con una materia que detesto yo lo que quiero aunque vos lo sepas siempre de antemano porque me conocés lo que te pido es tu alma beberla abrazarla dormirla tu cuerpo agotado tenso caliente en el living la ducha el piso en la cama que nos recibe diciendo cuánto tiempo e invita a besarse bajo las frazadas
hoy me tomé un break de mí misma por lo que supongo fueron quince minutos me dediqué a intentar pensar sólo en mí me borré los kilos de rimmel diarios con un algodón volví a elegir tu remera bordó como piyama me saqué el corpiño y lo odié pensé en arreglarme las uñas pero me dio fiaca y fue cuando me cepillaba los dientes sentada en la parecita de la ducha mirando las baldosas negras que me di cuenta de lo egoísta que es el amor porque mientras hice todas estas cosas mientras pasaron estos últimos tres años yo no pude ni un sólo segundo dejar de pensar en vos
y qué recompensa la mía que hubo manos que me encontraron después de tanto tiempo para acariciar mi pelo cuando sólo sufro porque las tuyas al final sólo aprendieron a fingir ya que y lo lamento nunca pudiste entender cómo retribuir tanto amor
un año y cambió todo y mis ganas no, mi temple no mi caracter quejumbroso gris basalto no cambió todo y mis días que a veces son más azules que todos los que lloré vi negros a través de los postigos entreabiertos que cubren la ventana cambiaron mis ojos que ahora ya no buscan nada porque aprendieron que ver no es mirar y que el amor no se ve sino en el gesto intangible cambió mi ánimo pero no, mi expresión no y qué más da si lo que importa es lo que llevo en el pecho orgullosa de amor de lucha y abrazo amigo y hay más manos que me cuidan y me levantan porque el amor de las palabras no siempre ayuda a salir del dolor que producen la desilusión la falta y ahora que como dije cambió todo no mi cara no mi humor no mis mañas ni mis llantos que son como fuego que me queman de a poco como si fueran lava no esta sonrisa que no aparece nunca porque tengo rostro de máscara de escultura de piedra o de laja ahora sí ha resurgido mi fe no esa
cada tanto frente a algunas situaciones de esas amargas que suele proponer imponer la vida me parece un mal necesario el suicidio el abandono del cuerpo mudar de piel llegar a los órganos los más blandos los más duros encontrarse con los huesos hacerlos cenizas perder el pelo de la cabeza y los brazos las piernas y el pecho los glúteos y el sexo marchitarse dejar caer los dientes las uñas las pestañas agrisar el iris endurecer cada músculo perder el perfume dejar llegar el ocre del aliento de todos los fluidos secar secar el corazón, ir olvidando el latir y cada función orgánica no estremecer más aunque algo la música el viento una voz intente el escalofrío reducirse a polvo a pelusa a colilla de cigarrillo hojarasca toda junta en la vereda borra amarga del café soplar todos los restos y resurgir volver a ser espuma atar nuevamente cada extremidad al torso encontrar el rostro y adosarle ojos, nariz, boca y orejas intentar qu

moscardón

hay un insecto así de feo acá revoloteando cerca mío hace ese ruido del demonio que detesto yo no mato ni mosquitos igual lo aplasté con asco con bronca quedó todo su cuerpecito ínfimo negroverdoso repulsivo pegoteado en la pared victoriosa me senté prendí un cigarro de felicitación el sonido del aleteo constante rapidísimo permanece vibra en mis oídos casi que me sale humo de la cabeza y el pobre bicho muerto - lo maté yo - aplastado inmóvil en la pared del negocio