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Mostrando entradas de julio, 2015
Pediré disculpas por la incertidumbre. Por el tiempo ausente. Pecaré tal vez, incluso, de falsa humildad. Pero no busco perdones divinos. Sólo añoro ser conocedora otra vez de tu sonrisa más leve a través del espejo del baño. Espero tus ojos no estén tan cansados para advertir el momento en el que completa mi humanidad se enfrente a ellos suplicando de rodillas no ser juzgada. Alegará que ella también ha llorado por no entender. Por no poder ver lo que el corazón resquebrajado no se animaba a entregar. Será casi triste la conformidad mentirosa con la que mi cuerpo se llenará la boca para dar cuenta de una felicidad inexistente. Tus ojos se alzarán sobre un atril de risas o de penas. Pero comprenderán, y ya mi destrozada humanidad descansará tranquila. Pediré entonces disculpas por la incertidumbre. Por el tiempo ausente. Porque no hubo brazos que te cobijaran. Porque ningún dedo corrió el mechón de cabello que molestaba en la frente. Porque será difícil pegar el salto por enc

suspiro

me arrebataste la felicidad del tronar de tus dedos en el que me perdía las noches veraniegas con olor a porro y pizza o a risa de turista ansioso por ver las luces del centro siempre me imaginaba que bailabas arrastrando la punta de tus pies en los anillos del saturno que dibujamos con fibrón rojo sobre una hoja suelta salida de un cuaderno cualquiera una noche hace como tres años de rodillas sobre tu cama hundiendo las manos en la espuma blanda que el mar deja pegada en la orilla todos los días y que se vuela como la yerba del mate amargo que ese día terminó volcado  dentro mi mochila reprobando con la mirada la brasa incandescente del cigarrillo en el que me apoyo a la tarde cuando me golpea la falencia de no sentirte más del otro lado de la ventana azul para reírte de mi chiste o de mi cara  o de la estupidez que ni siquiera rima que te acabo de escribir porque aunque me cueste much