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Mostrando entradas de abril, 2015
Se despertó esa mañana, como siempre, con el alarma del reloj naranja que su tía Susana le había regalado para su cumpleaños número once porque "ya estás grandecito para que te siga despertando tu mamá". Grandecito para que lo despertara su mamá pero no para que lo dejaran caminar solo hasta la escuela, que le quedaba a cinco cuadras. Cuando cumplió trece, finalmente, lo dejaron. Esa mañana estaba preocupado porque tenía examen de matemáticas y "si yo no entiendo un cuerno de múltiplos ni de divisores ni de nada" . Pero no podía faltar porque si se enteraba la vieja... pero la vieja no se enteró porque ese día caminó derechito para la escuela y antes de que tocara el timbre de entrada salió corriendo para la plaza. En el camino se chocó con Rocío. Ella tenía quince años y cuando eran más chicos jugaban juntos porque ella vivía a dos casas de la suya. Ninguno de los dos entró a la escuela esa mañana. - Yo siempre me escapo porque mis papás no saben, ellos trab