Ojalá que te despiertes y no te guste tanto encontrarte solo. Habrás notado que en cuanto suena la alarma yo la apago y me prendo a tu cuerpo para que sólo escuches palabras mías en silencio. Ojalá que tomes el café y en el sorbo más amargo recuerdes a mi yo de este momento. Es que me siento tan sola y desgraciada aunque no lo sospeches. No encuentro sentido a los sucesos de este día, y es que estuvo tan vacío de vos y de la rutina agradable que se genera en el cotidiano de nuestro vínculo. Tan solo quisiera que te moleste pensar en el olor de mi pelo mojado porque no tuviste oportunidad esta noche de tocarlo. Y no es que sea celosa de esas cosas. Yo te comparto todo. Solo me gustaría que te incomode la sensación durante un segundo para que entiendas este dolor nocturno en el que me doy cuenta de que hoy ni siquiera tuve un abrazo tuyo. Para mí es tan difícil repetirte algunas cosas (no quiero hacerte sentir mal). Pero esta vez, amor, no era un mimo encaprichado. Soy una criatura muy sensible. Eso no lo ignoras.
Ojalá un día te mimetices aún más con mi lenguaje de la necesidad.

Comentarios